La jornada de transferencia del Proyecto CARINA, organizada por Cooperativas Agro-alimentarias de España, fue una oportunidad para compartir avances en el cultivo de camelina y carinata. Pablo Fernández, del Departamento de Sostenibilidad e Innovación, destacó que este proyecto es una continuación del esfuerzo iniciado con 4CEMED en 2020. La meta principal del proyecto es diversificar las explotaciones agrícolas, incrementar ingresos y estabilizar la economía de los socios cooperativistas, además de fomentar la sostenibilidad ambiental mediante la creación de bioproductos de alto valor añadido.
El Proyecto CARINA surge como respuesta a la necesidad de desarrollar soluciones agrícolas sostenibles que reduzcan la dependencia de cultivos tradicionales y aporten valor agregado a las cadenas de producción. En este contexto, los cultivos de camelina y carinata representan alternativas viables para las zonas agrícolas marginales, donde las condiciones climáticas y de suelo limitan el rendimiento de otros cultivos convencionales.
Características de los cultivos
La camelina es una planta de la familia de las Brasicáceas que destaca por su resistencia a condiciones climáticas extremas, como sequía y heladas. Su sistema radicular pivotante mejora la calidad del suelo, lo que la convierte en una opción atractiva para los agricultores interesados en mejorar sus tierras. Entre sus aplicaciones se encuentran la producción de biocombustibles, piensos y bioplásticos, gracias a su alto contenido en aceites y proteínas. Además, su cultivo en barbechos permite optimizar el uso de tierras marginales, incrementando la productividad sin necesidad de rotaciones intensivas.
Por su parte, la carinata, también perteneciente a las oleaginosas, está en fase de evaluación agronómica. Su aceite presenta un gran potencial para la producción de biocombustibles de aviación y bioproductos fitosanitarios, destacándose por su capacidad para reducir emisiones de gases de efecto invernadero. La carinata también es valorada por su biomasa residual, que puede ser aprovechada para la producción de biopolímeros y como insumo en procesos industriales sostenibles.
Experiencias en cooperativas
Experiencias de las federaciones
Se subrayó la importancia de analizar los retos y avances en la aplicación de los cultivos de camelina y carinata en diversas regiones.
Las federaciones de cooperativas participantes compartieron experiencias que reflejan la diversidad de condiciones agronómicas y las estrategias empleadas para superar los desafíos. Se resaltó el uso de camelina en rotaciones de cultivos, especialmente en zonas semiáridas, como una forma de optimizar tierras marginales y mejorar la estructura del suelo. Adicionalmente, se mencionaron las dificultades técnicas, como la adaptación de las prácticas de siembra y cosecha en terrenos con variaciones significativas en la calidad del suelo.
Un punto clave fue la discusión sobre las normativas aplicables, especialmente el Anexo IX de la Directiva de Energías Renovables y la certificación de tierras degradadas. Estos marcos normativos representan oportunidades para abrir nuevos mercados, pero también plantean retos significativos en la medición y estandarización de parámetros agronómicos y de sostenibilidad.
También se abordaron las preocupaciones relacionadas con la rentabilidad a corto plazo y la estabilidad económica de los agricultores. En este sentido, se destacó la importancia de establecer contratos de compra que incentiven la adopción de estos cultivos y reduzcan los riesgos inherentes a la transición desde sistemas agrícolas tradicionales hacia una bioeconomía emergente.
Las federaciones concluyeron enfatizando la necesidad de políticas de apoyo más robustas, como incentivos económicos y técnicos, que faciliten la adopción de la camelina y la carinata, especialmente en regiones con condiciones agrícolas desafiantes. La colaboración entre cooperativas, investigadores y empresas tecnológicas se identificó como un componente crucial para el éxito de estas iniciativas.
Innovaciones y retos
Kimitec y el desarrollo de bioproductos: Esta organización lidera la investigación en nuevos usos para los subproductos de camelina y carinata. Entre sus avances, destacan el desarrollo del ácido pelargónico como alternativa al glifosato, un bioherbicida sostenible que podría revolucionar la industria fitosanitaria. Además, Kimitec está explorando aplicaciones como bioplásticos biodegradables y bioestimulantes a partir de las tortas proteicas, promoviendo una economía circular basada en el aprovechamiento integral de los cultivos.
Kimitec también trabaja en la extracción de compuestos bioactivos presentes en las tortas de estos cultivos, como glucosinolatos, que poseen propiedades insecticidas y nematicidas. Estas innovaciones podrían posicionar a la camelina y la carinata como fuentes clave de materias primas para la bioindustria.
Desafíos identificados: Durante las presentaciones, se destacó la necesidad de superar barreras como la falta de infraestructura adecuada para la transformación de los cultivos, el desconocimiento agrícola específico sobre las técnicas de manejo y el cumplimiento de regulaciones complejas que limitan la comercialización de los productos derivados. Asimismo, se subrayó la importancia de fomentar una red logística y de almacenamiento que facilite la adopción a mayor escala.
Los participantes identificaron además la importancia de garantizar la rentabilidad a corto plazo para los agricultores, a través de contratos de compra que brinden estabilidad económica y reduzcan los riesgos asociados al cambio de cultivos tradicionales.
Normativas y certificaciones
Blanca Ulibarri, representante de RSB, abordó el marco normativo aplicable a estos cultivos. Explicó la relevancia del Anexo IX de la Directiva de Energías Renovables, que incluye cultivos intermedios y plantaciones en tierras degradadas. También mencionó las oportunidades de certificación de carbono, que podrían incentivar prácticas agrícolas sostenibles y abrir mercados adicionales para la camelina y la carinata. Adicionalmente, se discutió el impacto de las certificaciones en la credibilidad del mercado y la posibilidad de generar ingresos adicionales a través de bonos de carbono.
La certificación de tierras degradadas y cultivos intermedios fue uno de los temas más debatidos. Se destacaron los retos asociados a la medición del contenido de materia orgánica en el suelo y la necesidad de establecer estándares claros para la clasificación de terrenos elegibles. Asimismo, se planteó la importancia de integrar estas certificaciones con programas de apoyo gubernamental y comunitario.
Resultados y conclusiones
Reflexiones finales
La jornada concluyó con una visión optimista sobre el potencial de la camelina y la carinata para transformar la agricultura sostenible en España. Si bien los desafíos persisten, el compromiso conjunto de los actores involucrados podría convertir a estos cultivos en elementos clave de la bioeconomía del futuro. Las experiencias compartidas y las innovaciones presentadas refuerzan la confianza en que, con los apoyos adecuados, estos cultivos podrán desempeñar un rol estratégico en la mitigación del cambio climático, la generación de empleo rural y el fortalecimiento del sector agrícola.
El Proyecto CARINA no solo busca introducir nuevos cultivos, sino que aspira a redefinir el papel de la agricultura en la lucha contra el cambio climático y en la transición hacia una economía más sostenible. Con una combinación de investigación, apoyo político y colaboración comunitaria, la camelina y la carinata tienen el potencial de convertirse en pilares de la agricultura moderna.