29/04/2025 |Frutas y hortalizas, frutos secos

Cooperativas de Francia, Italia y España comparten 10 prioridades del sector hortofrutícola para la nueva PAC

La Asamblea general de la Federación Francesa de Cooperación de Frutas, Hortalizas y Horticultura (Felcoop), celebrada recientemente en París, ha sido el escenario en el que los representantes de las cooperativas hortofrutícolas italianas, españolas y francesas han puesto en común un conjunto de 10 prioridades en un momento en el que se está empezando a hablar del futuro de la política comunitaria a partir del 2027.

La parte española estuvo representada por el presidente sectorial de Frutas y Hortalizas de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Juan Antonio González Real, quien participó en una interesante mesa redonda. En ella, además de agradecer la invitación del presidente de FELCOOP, Christophe Rousse, mostró su satisfacción por ver cómo la cooperación entre las organizaciones cooperativas de los tres países se mantiene. “Y es lógico que así sea -afirmó- por las similitudes de los problemas y las oportunidades a los que nos enfrentamos las cooperativas de frutas y hortalizas en Francia, Italia y España, y por la voz al unísono que hemos tenido ante todas las administraciones nacionales y europeas durante más de 25 años”.

Juan Antonio González destacó el hecho de que el documento Visión estratégica para la agricultura y la alimentación, que publicó la Comisión Europea el pasado mes de febrero -que debería ser la base sobre la que se apoye la Comisión para hacer su propuesta de la PAC post 2027- haya elegido un tono diferente y que coincida con muchas de las preocupaciones que tienen las cooperativas, las cuales, de hecho, aparecen nombradas varias veces en el texto de la Comisión. Sin embargo, desde las cooperativas italianas, francesas y españolas son realistas y comentan que -de momento- esa “visión” es solo una exposición de intenciones. ”Está todavía por ver”, han subrayado, “cómo y cuándo se convierten las intenciones en hechos, en artículos del marco normativo comunitario, con efectos palpables”. De cara a la redacción de ese marco normativo, los representantes de estos tres países enumeraron las 10 prioridades en relación con la PAC post2027 y otras políticas relacionadas.

  • La primera sería acerca del presupuesto: la agricultura necesita un presupuesto común y específico, no renacionalizado ni fundido con el de otras políticas de la UE, en el caso particular de las frutas y hortalizas, además se aspira a mantener un montante “sin techo”.
  • La segunda prioridad seria la orientación de las ayudas y, a este respecto, las cooperativas de frutas y hortalizas destacan dos herramientas necesarias: los programas operativos y nuevas medidas de gestión de crisis, teniendo en cuenta la creciente inestabilidad del mercado debido a causas varias (cambio climático; crecientes amenazas fitosanitarias, crisis geopolíticas...).
  • Un tercer punto sería la simplificación, real y verdadera, que ofrezca más seguridad jurídica y menos burocracia. Según los representantes de las cooperativas reunidos en Paris, el principio de subsidiariedad introducido en la anterior reforma no ha aportado nada de esto.
  • La cuarta exigencia es la sostenibilidad. La inversión del sector de frutas y hortalizas en este ámbito es palpable: su racionalización en el uso de los fitosanitarios, la expansión del control biológico, la eficiencia energética, la reducción de envases son algunos ejemplos que demuestran el compromiso del sector y de las cooperativas hortofrutícolas, en particular Las cooperativas piden que, cuando los legisladores impongan condiciones o  indicadores sobre este aspecto, se haga teniendo en cuenta los esfuerzos ya acumulados, midiendo el impacto de las nuevas exigencias sobre la actividad agrícola y previendo quién va a pagar el precio de esa sostenibilidad. Además, cualquier exigencia de sostenibilidad hacia dentro de la UE deberá evitar agravios entre los productos comunitarios y los importados.
  • En quinto lugar, y en relación con lo anterior, se encuentra la seguridad fitosanitaria, que para los representantes de las cooperativas de frutas y hortalizas pasa:  por prevenir -reforzando las medidas de protección y el control en fronteras- y por curar -poniendo a disposición de los agricultores medios suficientes para la lucha de plagas y enfermedades y agilizando los procesos de autorización de sustancias activas y productos.
  • La sexta prioridad es la mejora de la competitividad para lo cual es necesario el acceso a dos aspectos imprescindibles para la producción -el agua y los medios de lucha fitosanitaria- cuyo uso serán tanto más racional cuantos mayores sean los esfuerzos en innovación, digitalización e introducción de nuevas tecnologías. Las cooperativas, en este punto, han vuelto a reiterar el necesario requilibrio de las reglas del juego entre los productores de la Unión Europea y los de los terceros países en cuanto al uso de inputs: conceptos como  la “reciprocidad” y “cláusulas espejo” deben pasar de la teoría a la práctica (por la vía, por ejemplo, de la eliminación de los LMR de importación; o prohibiendo la entrada en la UE de productos que hayan sido tratados, en terceros países, con fitosanitarios prohibidos entro de la Unión).
  • Al hilo de la anterior, unas relaciones comerciales equilibradas. El sector hortofrutícola es eminentemente exportador y favorable de los intercambios comerciales, pero consideran que las reglas del juego en vigor les perjudican, ya que mientras que el acceso a mercados de países terceros para los productores comunitarios es muy difícil y está sometido a protocolos fitosanitarios draconianos y carísimos; sin embargo, la mayoría de los acuerdos comerciales de la UE se saldan con concesiones que perjudican al sector comunitario, propiciando la entrada de importaciones a precios muy competitivos y ofreciendo flexibilidad en cuanto a las condiciones a cumplir.
  • En octavo lugar, las cooperativas comparten el objetivo de las administraciones estatales y comunitaria para la mejora de la posición del productor en la cadena agroalimentaria, pero discrepan en cuanto al cómo. El desequilibrio de fuerzas en el mercado comunitario no se solucionará ni con la ley de la cadena española, ni con la EGALim francesa o su réplica en forma de reglamento de la OCM única como se está proponiendo en Europa. Para las cooperativas reunidas en Francia, una mejor posición del productor dentro de la cadena pasa por fomentar la concentración de la oferta, la comercialización en común, la valorización de los productos comercializados y la racionalización de costes: todo cual pasa por propiciar que los productores se asocien a auténticas Organizaciones de Productores económicas, como son las cooperativas.
  • La novena prioridad de las organizaciones reunidas es alianza con el consumidor y para ello es necesario reforzar la promoción y la sensibilización: el consumidor debe recibir información objetiva sobre el modelo de producción europeo, la riqueza de una dieta basada en frutas y hortalizas, los beneficios sobre la salud y el medio ambiente al consumir frutas y verduras europeas.
  • Y como colofón de las 10 prioridades: las personas. El factor humano se ha convertido algo importante y limitante para la actividad agraria en general y la hortofrutícola en particular, que requiere una solución para facilitar la disponibilidad de mano de obra y el relevo generacional.

En su intervención, el representante español de las cooperativas hortofrutícolas españolas, Juan Antonio González, aprovechó para añadir una undécima prioridad a este decálogo: La unión. Según Juan Antonio González Real, el mundo está convulso y vienen unos años en los que habrá que adaptarse a muchas incertidumbres de todo tipo, por lo que quiso concluir con un propósito: “Necesitamos más unión y más Unión Europea. Las cooperativas seguiremos compartiendo nuestras experiencias y nuestras ideas y elevando a las autoridades nuestras propuestas de forma conjunta”.

La jornada organizada en París por FELCOOP, con la presencia de los mandatarios de sus organizaciones homólogas de los dos principales países, Italia y España, y la participación de miembros de la administración nacional y del Parlamento Europeo, resultó un buen ejemplo de esa unión de fuerzas.

 

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