- Entrevista a Rafael Sánchez de Puerta, presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias de España.
El reelegido presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Oliva, Rafael Sánchez de Puerta, analiza el alza en el precio del producto que ha impactado en la demanda y ha generado desafíos económicos para nuestras cooperativas. También se refiere a los retos principales del sector para los próximos años, marcados por la necesidad urgente de aumentar la superficie de regadío en olivares y por trabajar en mecanismos de aseguramiento de la calidad. En cuanto a la próxima cosecha, Rafael Sánchez de Puerta no quiere lanzar las campanas al vuelo, pero, comparada con las dos anteriores, será buena, lo que permitirá recuperar fácilmente la pérdida de mercado y de consumidores.
Recientemente ha sido reelegido presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Cooperativas Agro-alimentarias de España, ¿cómo afronta estos cuatro años? ¿qué nuevos retos tiene por delante el sector y las cooperativas?
El sector del aceite de oliva está viviendo en los últimos años una intensa transformación y se enfrenta en corto plazo a importantes retos, claves para garantizar la rentabilidad de todos los agentes que componen la cadena de valor.
Está surgiendo una nueva olivicultura muy competitiva, en seto, mecanizable, en zonas con disponibilidad de agua, muy productivas. Y frente a eso, tenemos un olivar tradicional, en zonas de secano que tiene muy difícil poder competir. Esa heterogeneidad en el cultivo es un reto muy importante que nos obliga a trabajar más que nunca por la rentabilidad de este sector. Y la única manera de conseguir esa rentabilidad va a ser aumentando la superficie de riego. Sabemos que el olivar es un cultivo en el que con muy poca dotación de agua la rentabilidad mejora muchísimo y que, independientemente de la cosecha, asegura la supervivencia de la planta.
Además, tenemos que seguir trabajando para aumentar el consumo del aceite de oliva en nuestro país y en el mundo. Y en esta cuestión, contamos con una herramienta fundamental, que es la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.
En cuanto a las cooperativas, en los próximos años debemos seguir trabajando en concentrar la oferta, en hacer cada vez cooperativas de mayor dimensión, con más músculo, para poder ser capaces de invertir en mercado, en marca y en internacionalización.
Por último, otro reto importante es la garantía de la calidad. Necesitamos que no haya competencia desleal, que todos trabajemos con las mismas reglas de juego y que exista una transparencia suficiente en el sector para que la calidad esté absolutamente garantizada.
En este sector sigue habiendo mucho fraude que nos hace muchísimo daño, fundamentalmente a las cooperativas, porque la pérdida de competitividad que supone nos saca del mercado.
Debemos ponernos absolutamente a disposición de la Administración para trabajar en todos los mecanismos de aseguramiento de la calidad. En este sentido, hemos puesto en marcha una certificación de calidad en la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero y yo creo que sería muy bueno que las cooperativas nos fuésemos acogiendo a esos sistemas de certificación de la calidad para diferenciarnos del resto de la industria, que lo tiene mucho más complicado.
La falta de agua y el aumento de las temperaturas han provocado que las dos últimas campañas fueran excepcionalmente bajas y los precios llegaran a máximos históricos. Esta situación hace prever que se vayan a producir oscilaciones en el futuro. ¿Qué medidas se deberían adoptar para conseguir depender menos de la pluviometría?
Llevamos muchos años en los que nuestra preocupación era prepararnos para gestionar los excedentes y, sin embargo, como consecuencia del aumento del consumo en el mundo –donde hemos hecho un trabajo excepcional- y, fundamentalmente, de la sequía y de los momentos de temperaturas extremas, el problema que nos hemos encontrado ha sido justo el contrario: en lugar de gestionar excedente, hemos tenido que gestionar déficit de producto.
Resulta paradójico, pero cuando hemos tenido unos mercados creados y consolidados, nos hemos visto sin producto. Y la respuesta inmediata ha sido, lógicamente, una subida de los precios.
Volviendo a uno de los retos de la pregunta anterior; si invertimos para aumentar la superficie de regadío en olivares se evitarían esas oscilaciones tan grandes de producción y de precio. Y si le diéramos a eso una solución, el mayor beneficiado, no cabe duda, sería el consumidor final, y eso es algo que es importante trasladar también a la sociedad.
En nuestras cooperativas, a la falta de producción se suma la subida de los costes ¿qué actuaciones pueden llevarse a cabo para asegurar el futuro empresarial de muchas de ellas?
Las cooperativas tienen que hacer un doble trabajo. Por una parte, aumentar su dimensión en lo que es su actividad de elaboración del aceite, en el proceso de fabricación. Tenemos muchas cooperativas de primer grado en muchos pueblos pequeños, con costes de molturación muy altos y es necesario poner en marcha estrategias urgentes de integración. Ante la falta de producto muchas de ellas han tenido graves problemas económicos y, sobre todo sus socios, que han visto repercutidos unos costes muy altos en sus liquidaciones.
Y, por otra parte, tenemos que avanzar en la industrialización, en la comercialización y en la internacionalización de nuestro producto. Y para ello tenemos un instrumento magnífico, que son las cooperativas de segundo grado, que yo creo que deben seguir desarrollándose a través también de la integración.
Necesitamos empresas con capacidad suficiente para invertir en infraestructuras, pero también en Recursos Humanos, para que al final no seamos meros vendedores de granel. Hay que incorporar al producto todo el valor que podamos, mediante la industrialización y la comercialización, y ese valor, al final, estará también en la renta de nuestros agricultores.
Las expectativas de cosecha para la próxima campaña parecen buenas, gracias a las lluvias caídas en primavera. ¿Volverá la producción y los precios a las cifras normales previas a la sequía?
En cuanto a producción, yo espero que sí, y en cuanto a recuperar los precios, hay que tener en cuenta que los costes han subido tanto en los últimos años que igual no es posible volver del todo a la situación de partida.
Al final, la oferta y la demanda es tozuda. Ya sabemos que en el momento que sube la oferta la repercusión en el precio es inmediata. Entonces, ¿se van a mantener los precios a estos niveles? Yo digo, rotundamente no. Volverán a una situación de más normalidad, eso sí, pero es prematuro decir si el litro de aceite de oliva volverá a costar tres, cuatro o cinco euros, porque va a depender de cómo vaya reaccionando la demanda y cómo sea finalmente la oferta. Lo que sí hemos visto es que contra esa regla es imposible luchar. Cuando hay mucho producto, somos los productores los que bajamos los precios, porque todos queremos vender, y cuando hay poco, el mecanismo es el contrario. Pero eso no ocurre solo con el aceite de oliva, pasa absolutamente en todos los productos.
En estos momentos, el mercado sigue teniendo un buen comportamiento con respecto a la disponibilidad que hay, que es ridícula, y con una situación tan ajustada de oferta y demanda, lo normal es que los precios se mantengan hasta noviembre.
Por otra parte, la situación de consumo que tenemos ahora mismo es absolutamente baja para un escenario de producción normal, lo que nos va a obligar a trabajar en la recuperación de todos los mercados perdidos.
Precisamente en los últimos años se había hecho un magnífico trabajo por aumentar el consumo, sin embargo, atravesamos una caída del consumo interno y de las exportaciones, ¿cómo recuperar la pérdida de mercados y consumidores?
La recuperación no va a ser inmediata, pero una parte importante va a venir sola, por la vía del precio, porque no ha habido una clara desviación del consumo del aceite de oliva hacia otros aceites más baratos. Lo que sí ha habido, de manera clara, ha sido un menor consumo de aceite de oliva, que, como digo, no se ha reflejado en subidas de otro tipo de aceite, fundamentalmente de girasol, de semillas, lo que nos hace pensar que la gente es fiel a nuestro producto, y que lo único que ha hecho ha sido reducir el consumo por el efecto del precio. Yo creo que la gente tiene ganas de aceite de oliva y, en el momento que los precios bajen, la recuperación va a ser relativamente rápida.
Pero para ello lo primero es tener una buena cosecha. Todavía hay mucha incertidumbre. Es verdad que todo apunta a que será mejor que las dos últimas, pero no sabemos de qué nivel va a ser. Si la comparamos con las dos anteriores, como digo, va a ser mucho mejor, pero si la comparamos con las cosechas previsibles en España yo creo va a ser una cosecha media.
Hace unas semanas hemos conocido que el impuesto sobre el valor añadido (IVA) del aceite de oliva baja desde el 1 de julio, al 0% y se mantendrá suprimido hasta el 30 de septiembre, para después elevarse al 2% entre octubre y diciembre ¿cómo valora esta medida?
Para Cooperativas Agro-alimentarias nos parece positivo que se reduzca el IVA del aceite al 0% como ya tienen algunos de los alimentos de primera necesidad como el pan, los huevos, las verduras o la fruta. Creemos que hay que incentivar su consumo, porque el aceite de oliva es uno de los principales ingredientes de la dieta mediterránea, la grasa más saludable y que además de sus propiedades nutricionales, ayuda, como está demostrado científicamente, a prevenir y reducir el desarrollo de muchas enfermedades. Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España junto con otras organizaciones de la cadena alimentaria llevamos años solicitando que el aceite de oliva tenga el IVA superreducido como alimento de primera necesidad, así que esta medida, si bien ha tardado en aplicarse, nos parece positiva para todos.
Esta entrevista aparece publicada en la Revista de Cooperativas Agro-alimentarias de España nº62 (abril-junio 2024).