13/07/2023 |Igualdad

Leire Mugerza Garate: “Siempre me he sentido valorada como persona” 

Leire Mugerza Garate, presidenta de la Comisión Permanente y del Congreso de Mondragón, cuenta con más de 25 años dedicados profesionalmente en el ámbito de la economía social, ya que ha trabajado en empresas como Eika, Eroski o la Corporación Mondragón. El pasado año fue elegida vicepresidenta cuarta de CEPES (la Confederación Empresarial Española de la Economía Social) y fue nombrada miembro del Consejo Económico y Social (CES) en representación del sector de la economía social.

Nacida en Mutriku (Guipúzcoa) en 1976, Leire Mugerza cursó estudios de Ingeniería Mecánica en Mondragón Unibertsitatea y en 1998 inició su carrera profesional en la cooperativa industrial Eika, donde se consolidó en la dirección de Calidad y Sistemas del Grupo Eika, cargo que compaginó con la presidencia del Consejo Rector de la empresa. En 2008 pasó a Lea Artibai Ikastetxea, en el área de Conocimiento, donde trabaja actualmente. Desde 2012 es también presidenta del consejo rector de Eroski. Y en 2022, con el relevo en Mondragón, se convirtió en la primera mujer al frente del grupo. Accedió a su nuevo cargo con la voluntad de aportar su experiencia y con el ánimo de contribuir a consolidar un proyecto basado en su identidad cooperativa.

Nosotros hemos mantenido con ella una entrevista tras su participación en la Jornada nacional de ‘Mujeres de Cooperativas’ celebrada en mayo en Ibiza, donde intervino para explicar el orgullo que supone ser mujer y cooperativista. 
 
¿Qué es necesario para conseguir hoy en día una mayor visibilidad de las mujeres en el mundo agroalimentario y empresarial?  
 
Creo que, antes de nada, hay dos cuestiones a considerar. En primer lugar, que todavía no hay muchas mujeres en esos sectores; y segundo, que, aunque tenemos cierta presencia, pienso que somos más de hacer que de decir, y no exteriorizamos lo que hacemos. Nos sentimos más cómodas haciendo, por lo que se nos olvida que parte de nuestra responsabilidad también es la de visibilizar esa realidad.

Es cierto que hay sectores más masculinizados, pero esa situación puede ir cambiando si entre todos creemos que debe ser así. Se trata de un cambio cultural, que se hace de forma conjunta con la sociedad, hombres y mujeres, y con la participación de todos.
 
Desde su experiencia, ¿cuáles son los valores más importantes que aportan las mujeres a cualquier empresa? 
 
Estoy convencida de que la riqueza está en la diversidad y, por eso, la empresa, que es un encuentro de personas diferentes, debe incorporar los valores positivos de esa variedad.  

Desde mi experiencia, el concepto del legado, eso de sembrar ahora para recoger más adelante, esa preponderancia del “nosotros y futuro” en lugar del “yo y ahora”, es uno de los valores que cobra sentido en mi vida personal, en mi familia, y por supuesto, en el mundo cooperativo, porque dejar un mejor legado para el futuro es una seña de identidad de la experiencia cooperativa de Mondragón. Pero insisto, los valores de las personas no se conjugan en clave de género y la diversidad es un factor que posibilita que la gestión empresarial sea mucho mejor.   
 
En cuanto al tipo de empresa ¿considera que pueden señalarse algunas diferencias en el papel que tienen las mujeres en las empresas de economía social, como son las cooperativas, y en el resto de las empresas?  

Lo he dicho siempre, yo he trabajado en cooperativas muy diferentes de la Corporación Mondragón, en el ámbito industrial, de educación o de distribución, y siempre me he sentido valorada como persona, independientemente de la función, de la edad o por ser mujer. La igualdad en las cooperativas, el respeto a la persona está por encima de todo, y es algo que lo he podido vivir personalmente.  
Jose Maria Arizmendiarrieta, la persona que inició todo el movimiento cooperativo de Mondragon, ya escribió hace más de 70 años que “la posición de la mujer es, en toda sociedad, la medida exacta de su nivel de desarrollo”. 

Ese pensamiento tan rupturista en el contexto de aquel tiempo provocó que en la década de los 60 se adoptaran medidas para ayudar a las mujeres a insertarse en el mundo laboral (por ejemplo, la creación de la cooperativa de mujeres Ausolan) y han marcado mucho la dinámica de las siguientes décadas respecto al papel de la mujer en la empresa.  
 
Por otra parte, cuando habla de aprendizaje, se refiere a tener presente los orígenes, a no olvidar nunca de dónde venimos, para crear futuro. ¿De qué manera ayuda esta reflexión a la hora de construir la identidad cooperativa? 
 
Es otra de las cuestiones que considero básicas en mi experiencia personal y profesional. Mis abuelos y mis padres proceden de caseríos, de ambientes rurales, y han tenido que hacer muchos esfuerzos para darnos un futuro mejor. Seguramente mis hijos puede que no valoren en su justa medida lo que ellos tienen y el trabajo que ha supuesto a las generaciones anteriores. Por eso pienso que es muy importante recordarles que la vida no siempre ha sido así y contarles de dónde venimos.  

Lo mismo ocurre en la empresa, creo que, en estos tiempos de cambios disruptivos y acelerados, a veces, centrados en el aquí y ahora, olvidamos los “para qué”. Por eso, cuando nos toca reflexionar y decidir sobre el futuro, está muy bien recordar para qué fue creada nuestra empresa cooperativa, ya que ese enfoque nos hará pensar de manera diferente las decisiones que tengamos que adoptar.

Esta entrevista aparece publicada en el número 58 de la Revista de Cooperativas Agro-alimentarias de España, que puede descargarse en esta web.